viernes, 28 de marzo de 2014

Detalles

El martes, dos días después del Clásico, compareció Ancelotti en rueda de prensa. Entre las habituales preguntas y respuestas sin relación con el fútbol, hubo una declaración que me llamó mucho la atención. El entrenador italiano habló de que el partido no se decidió por una razón en concreto, sino que lo perdieron por detalles. Sin ser consciente de ello, el técnico madridista estaba hablando de la clave que la mayoría de las veces marca la diferencia entre el éxito y el fracaso en el fútbol. También sucede en la vida. Hay quien habla de azar, de suerte. Hay quien incluso utiliza la palabra destino. Para Ancelotti, fueron detalles.

Santiago Bernabeu, minuto 26 del Clásico. El Real Madrid tiene a su rival contra las cuerdas tras remontar el gol de Iniesta. Con 2-1 en el marcador, Benzema recibe un centro desde la izquierda y su remate lo saca Piqué bajo los palos. Detalles. Ramón Sánchez Pizjuán, minuto 43 de encuentro. El Sevilla está consiguiendo un empate a unos con una única aproximación de peligro. Un pase de Illarramendi le llega demasiado justo a Cristiano, y su remate pega en el palo y bota delante de la línea de gol. En lugar de avanzar, se detiene allí mismo. Detalles.

Año 2009. Vuelta de la semifinal de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Mallorca. Minuto 50 de partido. Cáceres derriba a Gonzalo Castro en el área y es expulsado con 1-0 en el marcador. Desde los once metros, tiene Martí la opción de igualar la eliminatoria y jugar más de media hora contra uno menos. Los azulgranas están dejando una sensación de inferioridad asombrosa. Pinto detiene el penalti y salva al Barcelona. Detalles. Partido de vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones. Tiempo añadido. El equipo de Guardiola está jugando su peor encuentro hasta el momento ante un Chelsea que se ve en la final. Mal centro de Alves, peor control de Eto´o, dejada forzada de Messi... E Iniesta. Detalles.

Verano del 2010. En los cuartos de final, España está sufriendo para superar a Paraguay. En el minuto 58, el árbitro señala un agarrón en el área de Piqué. Desde los once metros, Cardozo puede meter un gol del que en aquel momento no se sabe cómo se habría repuesto la selección de Del Bosque. Casillas lo detiene. Detalles. Final del Mundial de Sudáfrica. Minuto 83. Sneijder mete un pase en profundidad para la carrera de Robben. Recoge el balón, encara, y pudiendo marcar de mil y una maneras, estrella su disparo contra el cuerpo de Iker. Detalles.

El Barcelona podría no haber ganado aquel triplete. Ni España el Mundial. Al igual que el Real Madrid podría haber ganado la Liga esta temporada, algo que parece una utopía que suceda ahora mismo. ¿Es justo? No creo que lo sea ni que no lo sea. Hay equipos que parecen tener un poder superior de su parte, como si el destino les amparase. El equipo de Ancelotti tiene sus carencias. También las tenía aquel Barcelona y la selección. La diferencia estuvo en los detalles y contra eso Carletto poco puede hacer. En ocasiones, las cosas suceden sin una razón. Esta parece ser una de ellas.

jueves, 20 de marzo de 2014

Miércoles de resurrección

"Dios aprieta, pero no ahoga", pensaba David Moyes mientras caminaba hacia el túnel de vestuarios. Su equipo, tras deambular toda la temporada sumido en una especie de coma hasta ahora irreversible, volvió a abrir los ojos. Es posible que haya sido solo un espasmo. Una respuesta a un estímulo externo que se quede en una anécdota. En cualquier caso, tras recibir el pasado domingo el último disparo en el pecho, el paciente parece haber despertado. Lo extraño es que la mejoría no responde a ninguna medicina. Tras toda la campaña en declive, sin razón aparente el comatoso ha decidido luchar. Cuando su médico, que no acaba de mostrarse optimista, parecía darlo todo por perdido, el enfermo se recupera. La magia de la vida. Y la del fútbol.

Este deporte está rodeado de una mística que muchas veces supera cualquier tipo de lógica. El "Teatro de los Sueños" se ha convertido este año en una tumba que ha visto a su equipo perder las dos competiciones coperas. Ha asistido a humillaciones públicas, algunas ante rivales de medio pelo, y tras el esperpento visto ante el Liverpool, todo parecía listo para ver cómo desconectaban a su querido United del respirador que le mantenía vivo. Y entonces, despertó. Se dieron una serie de condiciones, entre las que hay que destacar  la fortuna, pero el muerto ha vuelto a la vida. Sin hacer nada del otro mundo, los hombres de David Moyes se han metido en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Todo apunta a que ese es su límite. El tiempo dirá.

Hay quien le atribuye el mérito a Van Persie, quien considera que el hombre más importante de los de Manchester fue Wayne Rooney y quien diga que sin la actuación de De Gea nada de esto habría sido posible. A ninguno le falta razón. Pero al final, la clave estuvo en la fe. La creencia en que el sueño imposible no lo era tanto. Apelando a la épica, aquello en lo que basan sus argumentos los grandes equipos cuando no están en disposición de hablar de fútbol. Para ello, Moyes metió a Giggs en el once con la esperanza de que el altísimo le concediese un respiro. Implorando al cielo para prolongar la carrera europea del galés un par de semanas más. Le salió la jugada al escocés.

El United no hizo nada para meter tres goles, pero el Olympiakos sí lo hizo para encajarlos. Un error de Holebas y otro de Roberto, ya sea en la colocación de la barrera o en perder de vista el balón, fueron el principio y el final de la remontada. Los de Old Trafford fueron superiores en las áreas. Una cualidad en la que Ferguson cimentó la conquista de su última Premier League. Y en la que quizás debería incidir Moyes de cara a los que queda de temporada. Unas hipotéticas semifinales le darían un crédito sobre el que cimentar su próximo proyecto. Se huele una renovación profunda en Manchester este verano. La duda reside en si es el ex del Everton quien debe afrontarla.