lunes, 2 de diciembre de 2013

La incompatibilidad de Xavi

Hace ya un tiempo que vengo pensando esto. Y en el tramo final de la temporada pasada me terminó de quedar claro. Puede que escribir estas líneas ahora me haga quedar como un oportunista. Es cierto. Pero espero que eso sea un condicionante para lo que voy a escribir en estas líneas. Esta tarde-noche, el Barcelona ha caído en San Mamés. Históricamente no es algo descabellado. Incluso por el tema de las bajas, y viendo que de momento el Athletic está fuerte como local, es un tropiezo relativamente comprensible. Sabiendo que es imposible ganarlo todo, una derrota en una cancha así es más lógico que perder por ejemplo en el Benito Villamarín o el Estadio de los Juego Mediterráneos. Ahora bien. También lo es que la derrota y sobre todo las malas sensaciones en el Amsterdam Arena sumadas al haber perdido esta tarde-noche pueda resultar preocupante. Sobre todo por el hecho de que en ambos encuentros la derrota se puede acatar (al menos yo lo veo así) principalmente a un déficit de intensidad en comparación con su rival. Ese déficit se vio durante los 45 primeros minutos de juego en Amsterdam elevado a su máximo exponente. En el descanso de aquel choque mucha gente se acordó de la eliminatoria contra el Bayern.

Cuando estaba Guardiola, existían partidos en los que el rival era mucho más intenso. Y que intentaba "confundir" a los de azul y grana y les invitaba a jugar a lo mismo. Recuerdo por ejemplo un 5-2 contra el Atlético de Madrid el año de Ibra en el que cayó en la trampa. Aquel Atlético, todo hay que decirlo, no tenía nada que ver con el de ahora. Y salió goleado por la cantidad de errores defensivos que cometió. Al final, Guardiola comentó que no estaba contento porque no habían controlado el partido. Las estadísticas así lo recuerdan. El cuadro colchonero llegó más, tiró más, tuvo más saques de esquina e incluso le "disputó" la posesión aunque no se la ganó (tuvo poco más de un 40%). Ya sé que la posesión no tiene nada que ver con tener el control o no ni es indicativo de falta de intensidad. Pero como dato en este caso es curioso.

Y cuando el Barcelona comenzó a entrar, ya con Tito Vilanova, en esos partido más abiertos. Con una mayor verticalidad, controlando menos y concediendo más para aprovechar defensas adelantadas y conseguir entre otras cosas que Messi se hinchase a meter goles. Entonces Xavi empezó a ser menos importante. No voy a entrar en el debate de si está acabado o no, porque me parece una tontería. Pero si voy a entrar en otro. Yo creo que para el de Terrasa el mejor modelo de juego a nivel personal era el de Guardiola. El que mejor le iba. Los rivales apelotonados y el Barça jugando al frontón. Ahí él era el amo del cotarro. Marcaba el ritmo y dirigía a sus compañeros con la pelota. Ahora la historia es muy diferente, sobre todo en días como este. Si el Tata intuye (es su trabajo) como va a jugar el Athletic y qué tipo de partido se va a desarrollar sobre el terreno de juego, hoy no debería haberle dado la titularidad a Xavi.

Hace ya tiempo que le pasa. Solo que cada punto comienza a ser más evidente. Quizás sea cierto que físicamente está en decadencia, eso no lo puedo saber porque no le he visto entrenar. En días como hoy, en los el balón atraviesa bastantes veces el centro del campo por vía aérea y en el que el ritmo es muy alto, el de Terrasa no es útil. Tampoco quiero decir que sea un despojo. Pero no es un jugador que vaya a ganar una disputa por alto, o que salga triunfal en un balón dividido. Esas no son precisamente sus cualidades. Y si prevés que el choque va a ser como el de hoy, algo que no era difícil de augurar, quizás haya que pensar en no meterle de inicio. Si tu idea es la de dominar, la de controlar el juego, entonces sí. Contra el Ajax fue muy evidente. Hoy lo ha vuelto a ser. Porque además defensivamente tampoco aporta demasiado. Yo hoy le he visto bastante perdido. Contra el Ajax también. Y en muchos otro partidos desde hace un año.

Pero ojo, no veo un problema de actitud ni mucho menos. Le pasó lo mismo el último año de Rijkaard, que el equipo no sabía a qué jugaba y a él se le veía perdido. Xavi es de los mejores del mundo jugando un rol determinado. Pero no es un futbolista intenso. Por supuesto que puede jugar partidos con mucha intensidad. Pero si sus compañeros le permiten mantener ese rol. Ahora bien, si los otros 9 jugadores de campo van a ir a la guerra por así decirlo, entonces el 6 se pierde. Iniesta no lo hace porque es desequilibrio puro. Para Busquets representa más trabajo, pero su rol sigue siendo el mismo. Cesc se siente cómodo jugando así. Al igual que Messi, Alexis o Neymar. Pero Xavi no. Él no es compatible con este estilo. Por eso creo que habría que empezar a pensar detenidamente en qué partidos debería jugar y cuales no. Obviamente contra el Athletic no se ha perdido por este factor. Han sido muchos más. Este es solo uno de ellos. Y creo que se empezará a hablar de si está acabado o no, y que qué le pasa. Y no creo que le pase nada malo a nivel futbolístico. Simplemente no le dejan jugar a lo que él sabe.

viernes, 25 de octubre de 2013

Luces... ¿o sombras?

20 de octubre de 2013. Estadio Artemio Franchi. Minuto 15 de partido. Los seguidores locales aprovechan que el juego está parado para atender a Bonucci y entonan un canto que un servidor no puede apreciar. Aunque deduzco que va en contra de la Juventus o de su entrenador. Antonio Conte acompaña los últimos segundos del cántico con una sonrisa irónica. Moviendo los brazos al compás, simulando ser el director del coro. Al finalizar, aplaude de nuevo con gran ironía a los aficionados viola. Estos le responden con una sonora pitada. Su equipo, la Juventus de Turín, va empatando a ceros. Pero domina y parece mejor plantada sobre el terreno de juego. No intuía ni por asomo el varapalo que se iban a llevar sus hombres en Florencia. De nuevo malas sensaciones, y un duelo el miércoles en el Bernabéu que podría dejarle en una posición delicada en Liga de Campeones. Y se enfrentaba a un Real Madrid que venía de completar un buen encuentro contra el Málaga. Carlo Ancelotti ha sido muy discutido en este inicio de campeonato, y parecía al fin empezar a ver la luz al final del túnel. El partido de Liga de Campeones podía relanzar a uno y meter al otro en una situación complicada. O volver a meter en el disparadero al ex del PSG y dar un respiro al otrora capitán bianconero.

Y al término del choque, sucedió algo bastante común pero también engañoso... Ambos salen reforzados y ambos salen perjudicados. Según como se quiera ver. ¿En qué salen reforzados? El Real Madrid suma una victoria ante un rival de prestigio, y deja prácticamente vista para sentencia su clasificación para octavos de final. Además el triunfo se ve como una continuación de buenos resultados (cuatro victorias consecutivas) que le deja en una buena situación de cara al Clásico. Un partido en el que además su rival acumula dos partidos seguidos sin ganar. La Juventus se marcha del Santiago Bernabéu con una más que decente actuación global. Con 11 hombres sobre el campo dominó durante varias fases del encuentro y tuvo varias llegadas con mucho peligro. Con un jugador menos, aguantó el marcador hasta el final y acabó provocando los pitos de los aficionados merengues contra su escuadra. Además, se marcha con la sensación de que solamente el arbitraje impidió sacar algo positivo.

¿Qué es lo negativo? El Real Madrid vuelve a encajar, esta vez en un error que propicia que primero Pogba y después Llorente rematen solos. No solo eso, sino que concede bastantes llegadas que acaban con varios disparos con mucho peligro. De hecho su rival remata más veces que él a los largo de los 90 minutos. Sigue demostrando que le cuesta llevar el peso del choque pero tampoco domina del todo lo de ceder el balón y salir al contragolpe. No es capaz de cerrar el choque ante un conjunto con un jugador menos durante más de media hora. Y sigue teniendo a Benzema con una crisis de confianza bestial. Por su parte la Juventus suma su segunda derrota en tres días. Seis goles en dos partidos. Ya sé que solo son números, pero me parecen significativos. Poco plan tras la expulsión. Debería haber arriesgado algo ante un rival que estaba especulando. No generó ocasiones más allá de la incertidumbre que se provoca en un encuentro que no está sentenciado en el tramo final. La actuación de Chiellini, aunque sea uno de los mejores centrales europeos, estuvo muy lejos de ser buena. Y la situación en la que se queda no es límite, pero casi. Todo apunta a que el duelo de la última jornada en Estambul contra el Galatasaray decidirá el pase de la Juventus. No parece un escenario muy apetecible para la Vecchia Signora.

martes, 22 de octubre de 2013

Palacio y Rossi

Dijo una vez Jorge Valdano que "el fútbol es un estado de ánimo". Probablemente no fue el argentino el primero en pensar o pronunciar esas palabras. Pero dentro del imaginario colectivo, así ha quedado plasmado. Y se tardaría años en modificar la autoría de esa sentencia. Entonces vamos a hacer como que realmente el ex jugador y ex entrenador del Real Madrid entre otros fue la primera persona en decir esa frase. Ese estado de ánimo se puede cambiar de muchas maneras. A lo largo de un partido, muchas son las razones que pueden condicionar un encuentro. A veces una expulsión hace que un equipo con un hombre menos juegue mejor. Generalmente no es así, pero ha sucedido en más de una ocasión. A veces es un cambio de sistema. A veces el apoyo de una grada que hasta entonces no había estado muy activa. Pero generalmente es el gol. Un gol lo cambia todo.

Muchas veces me ha sorprendido como transforma un partido un tanto. En ocasiones es algo lógico. Pero a veces se ven cosas que llaman la atención. Esa escuadra que mete el 1-0, que está dominando, jugando en campo contrario sin pasar apuros defensivos. Y ves que se echa atrás. Y cede el esférico, le concede a su rival una oportunidad. Estaba siendo superior, y decide dejar de lado el plan que estaba ejecutando a la perfección. Es algo que nunca he comprendido. Muchas veces he visto a ese equipo grande que jugando en casa contra un rival teóricamente inferior recibe un tanto y empieza a dominar. Como si hubiesen azuzado a la bestia, decide comenzar el choque. A veces 10, 15 minutos después de que el colegiado decretase el inicio del mismo. Solo motivado por el miedo a perder. Es algo que me ha llamado siempre la atención. Es lógico, es comprensible cierta relajación. Pero no deja de llamarme la atención lo fácil que a veces es acomodarse y lo fácil que es despertar.

Este fin de semana el mundo ha asistido a una de las jornadas más épicas de (no sabía si atreverme pero me voy a tirar a la piscina) la historia reciente de la Serie A. Es curioso poder decir algo así en la jornada 8 de un campeonato liguero. Pero creo que puedo. Quizás alguno me recuerde aquella última jornada fatídica para el Inter en mayo del 2.001. Pero no me refiero a los títulos o los descensos, que claro que pueden (y suelen) ser épicos. Me refiero a que hasta seis partidos se han resuelto en los últimos quince minutos. Alguno como el Livorno - Sampdoria de un modo espectacular. Yo voy a hablar de dos, que son los que más me han sorprendido (y he visto claro, no he podido ver toda la jornada). Ese Fiore - Juve y ese Toro - Inter. Y más concretamente de sus dos protagonistas: Giuseppe Rossi y Rodrigo Palacio.

La actuación de ambos hasta marcar había sido más que discreta. Si bien es cierto que tienen excusa, pues los dos habían estado muy desasistidos y solos contra la defensa rival. Pero al final del encuentro Rossi se había elevado a la categoría de héroe y a Palacio le sobró una mala salida de Carrizo para serlo. Es curioso, puesto que si nos ponemos muy críticos, quizás excesivamente, y analizamos los goles nos podemos quedar con otra visión de estos partidos. De Florencia diríamos que el primer tanto de Rossi es de un penalti que ni siquiera fuerza él. Que el segundo se lo come Buffon. Y que su tercero (el cuarto del equipo) tan solo es un mano a mano bien definido contra un rival volcado. Es decir, quizás podríamos buscar otra figura a la que destacar. Pero no. Porque es Rossi el que hace el 1-2 y el 2-2 y a partir de ahí, la Juventus se sintió atropellada. Y fue gracias a dos tantos de un jugador que, insisto, hasta que marcó había tenido una actuación más que discreta. Además, en el 3-2 es casi tan importante la definición de Joaquín como el movimiento de Giuseppe Rossi que arrastra a Chiellini.

Una hora sin destacar y en 30 minutos se carga al campeón de Italia. Por supuesto que hay más factores. Que el fútbol es mucho más complejo de lo que estoy escribiendo. Pero nos encanta elevar a los futbolistas a la categoría de héroes. Y en este caso con algo de razón. Porque al final es solo uno el que decide. También en el caso de Rodrigo Palacio. El argentino tampoco había hecho gran cosa hasta el momento. El Inter estaba jugando con 10 desde el minuto cinco, y le habían quitado a Kovacic. Solo contra el peligro. Prácticamente, pues Guarín aparecía de vez en cuando. Pero no era como tener al serbio. Ni parecido. Y eso que el centrocampista colombiano hacía el empate antes del descanso. En el segundo tiempo, siendo críticos diremos que aprovechó un error del arquero para meter el 2-2 y que en el 2-3 solo la empuja. Sin embargo este último tanto me parece sensacional.

Cuando Belfodil llega al vértice del área, Rodrigo Palacio se ofrece en corto. Se acerca para apoyar a su compañero. Entonces el argentino tira un desmarque hacia el segundo palo aparentemente sin sentido, pero que le acaba dejando en una posición óptima para rematar el centro raso del argelino. Me parece de genio y un poco de loco visualizar esa acción. Y como parecía que no le llegaba el protagonismo a Palacio, a falta de diez minutos para el final y con Wallace, que le iba a sustituír segundos después, listo para salir metía la pierna para evitar la igualada de Cerci. No le bastaba con anotar dos tantos, sino que además ejercía de defensor para impedir el empate del único jugador que le podía arrebatar el título honorífico de mejor jugador del partido. Estaba decidido a irse por la puerta grande. Es complicado ser más competitivo. Finalmente, ese error de Carrizo le privó al Inter de lo que habría sido un triunfo épico en el Olímpico de Turín jugando con uno menos durante 85 minutos. Y de paso le restó algo de poder mediático a lo que hizo Palacio.

jueves, 10 de octubre de 2013

Los intocables de Ancelotti

No ha empezado bien el Madrid de Ancelotti. No descubro nada que no se sepa con esta afirmación. Su equipo tiene una crisis de identidad importante. Lo fundamental en un conjunto es saber a qué juega. Saltar a un terreno de juego sin estar seguro de cual es la hoja de ruta partido tras partido es un riesgo demasiado grande. Claro que, con la envergadura de sus jugadores, lo habitual es ganar. Cuando uno tiene a varios de los mejores futbolistas del planeta lo normal es acabar sacando la victoria. Pero para ganar la Liga BBVA no basta con eso. Para acabar primero, tal y como están las cosas, hay que ganar siempre. Sé que es una obviedad, pero a veces parece que se nos olvida que con 90 puntos uno no gana la liga española. Que 30 victorias pueden ser insuficientes, por mucho que sean una barbaridad. Es normal que al principio cueste. El problema es que no se atisba ninguna mejoría. Que se está desaprovechando al jugador franquicia (creo yo) dándole una nueva posición a caballo entre la banda y el centro. Y que hay varios futbolistas que parece que juegan por decreto, e incluso algunos fuera del rol que mejor les viene.

Lo de Cristiano Ronaldo es llamativo aunque no preocupante. El inicio de temporada del portugués está siendo muy flojo para lo que es él. No sé cual es la razón, pero no está siendo lo importante que debería en el juego. Ni atrae rivales, ni entra constantemente en juego ni, y esto es lo más extraño, desborda. Le está costando demasiado zafarse de su par. Demasiado para ser él, me refiero. Y no se está comentando nada sobre el 7. ¿Por qué? Imagino que porque a pesar de no estar al 100%, sigue siendo el hombre más decisivo del Real Madrid. Porque lleva 12 goles en 10 choques. Son estadísticas, si. Y es probable que su registro goleador esté demasiado hinchado por esos tres tantos contra el Galatasaray con el encuentro decantado a favor de los blancos y con los penaltis y faltas que lanza. Aún así, la media goleadora es bestial. Y estoy convencido de que con el paso del curso volverá a ser importante en el juego y no solo en la definición. Pero de momento no lo es. Creo que también le influye el jugar más por el centro, cosa que parece que le está costando. Veremos si se adapta o le vuelven a escorar.

Por otra parte está el centro del campo, donde se está haciendo aguas. Por lo visto, lo ideal para el Real Madrid ahora mismo sería jugar con Illarramendi y Modric en la medular e Isco por delante. Pero Ancelotti está empecinado en meter ahí a un Khedira que atraviesa su peor momento desde que llegó al cuadro merengue. El futbolista alemán de ascendencia tunecina está totalmente desubicado. Le coinciden varios factores. Cuando juega con Modric al lado tiene una función más posicional que no controla. Las mejores cualidades del 6 blanco son su potencia y el despliegue físico, pero eso no le convierte en un jugador apto para ese rol. De hecho, lo que le hemos visto ahí ha sido manifiestamente mejorable. Con Illarramendi al lado tiene otro problema. Vuelve al rol que mejor domina, pero con una gran diferencia: No está Ozil.

Mesut Ozil es una vorágine de creatividad. Decía Pepe Mel el año pasado que estaba a la altura de Cristiano Ronaldo y Messi. No comparto su opinión porque estos son mucho más decisivos, pero para el desarrollo del juego si lo es. Isco está haciendo su función, pero el de Arroyo de la Miel es un jugador diferente. Es más llegador, menos pasador. Entonces a Khedira le toca asumir un plus a la hora de crear. Una faceta que no se le da bien. Lo lógico sería entonces que no jugase o buscar algún modo de conseguir que esté cómodo en el campo. De momento, ninguna de las dos.

Lo de Benzema a día de hoy también es difícil de defender. Si el francés no está bien, ¿por qué no juega un Morata que está en un buen momento de forma? Se habla mucho de que el Real Madrid va a fichar otro delantero. Pero de momento, el mejor que tiene en su plantilla es el canterano. No sé si estará preparado para ser el ariete titular del equipo durante todo el año. Pero ahora lo más conveniente debería ser aprovechar su buen momento. Al igual que dudaría a la hora de sacar a Di María del once para meter a Bale. El argentino está siendo de los mejores jugadores de la entidad capitalina. Es cierto que se revoluciona en exceso en ocasiones. Y que corre riesgos en zonas donde no debería y eso ha generado algún problema. Pero a día de hoy es muy importante. Un desatascador del juego. Al igual que Marcelo, que le va a dar un plus ofensivo al equipo.

Demasiado está durando el debate Diego López - Casillas, un debate estéril a día de hoy. El problema no está en la portería, sino del centro del campo hacia adelante. No sé qué pretende Ancelotti. El que a priori debería ser el trío de mediapuntas (Cristiano - Isco - Bale) te garantiza goles, no buen juego. Muchos goles, eso si. Una barbaridad de goles. Pero eso no es de lo que hablaba Carlo en su presentación. Hay muchas maneras de jugar bien, pero de momento el Real Madrid no consigue poner en práctica ninguna. Y el margen se le acaba. El Camp Nou está cerca, y ocho puntos serían demasiados.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Messi, el extraño elemento

Leo Messi se ha convertido poco a poco en un termómetro del juego del Barcelona. La influencia que ha ido adquiriendo con el paso del tiempo ha llegado a un punto que asusta. Él es el Fútbol Club Barcelona. La anarquía dentro del sistema táctico. Da igual la posición en la que aparece en las gráficas previas de los partidos. El argentino se pasea por el terreno de juego como si cada palmo formase parte de su propiedad. Como si no tuviese que responder ante nadie. Si quiere caer a banda, cae a banda. Si decide incrustarse entre los centrales, lo hace. Y si quiere bajar a recibir a la altura de Piqué, baja. Los nuevos traen aprendido el discurso de ayudar al mejor, como se vio tras la llegada de Neymar. Y es que no se puede dudar del mejor jugador del mundo. Eso jamás. Por eso todos vienen a ayudar al argentino. No se viene a ayudar a que el Barcelona sea el mejor equipo del mundo, sino a que el astro de Rosario siga siendo el mejor. En otras circunstancias todo esto parecería una salvajada. Pero no lo es ahora. Y no lo es porque la estructura del Barça se fundamenta en Messi.

En una decisión de esas que no se toman pero se fomentan de manera silenciosa y poco a poco fraguan, el rumbo del equipo ha quedado en sus manos. Es el mejor, y cada año las estadísticas juegan más a su favor. Pero después de él, hay un abismo. No tengo ninguna duda de que si el argentino se lesionase de gravedad, el Fútbol Club Barcelona no ganaría ningún título esta temporada. Sin él, no hay una hoja de ruta. No hay nada. Un montón de enormes jugadores acostumbrados a que el de siempre aparezca en todas las zonas del campo y resuelva. Es normal que cualquier conjunto se resienta sin su máxima estrella. Pero no existe hoy en día un caso más exagerado que este. Porque Messi es el que marca, el que asiste, el que desborda, el que se desmarca, el que atrae rivales... Y, cuando a sus compañeros les cuesta, también el que reparte el juego. Una nueva función que ha ido adquiriendo poco a poco. El argentino se convierte en algunos tramos de esos choques que se atascan en un centrocampista organizador.


Y esto es un problema. Por varias razones. En primer lugar, porque hay una zona entre los centrales y la espalda de los mediocentros rivales que queda vacía. En segundo lugar, porque no atrae rivales. Ningún defensor le persigue hasta el campo rival. Así, sus compañeros que juegan escorados están mucho más vigilados. Ayer Neymar siempre tuvo encima a dos hombres cada vez que recibía un pase al pie. En encuentros en los que el argentino no está fino, al menos debería ser capaz de provocar espacios para sus compañeros. Si el brasileño hubiese tenido menos vigilancia, quizás no se habrían pasado tantos problemas. En tercer lugar, porque en esa zona comete errores. Se ha visto en partidos de máxima exigencia y en otros que no lo eran pero se complicaban como el de anoche. Pierde balones en zonas comprometidas porque corre unos riesgos que no se deben correr tan lejos del área rival. En cuarto lugar, porque como centrocampista no es el mejor. Que sea un gran asistente y por ende un gran pasador no le convierte en un mediocentro organizador. No está capacitado para llevar el ritmo del juego. Lo suyo es imprimirle otra velocidad, pero cerca del arco contrario. ¿Que Xavi e Iniesta se sienten muy cómodos con Messi colaborando con su función? Seguramente, pero globalmente el equipo se resiente.

Que si, que con los números en la mano está bien que el argentino juegue de lo que quiera. El problema es lo que supone aferrarse única y exclusivamente a él. Jugártelo todo a que esté bien. Porque hay días como el de ayer, en el que no cuaja un buen encuentro. Por mucho que haya metido un tanto y haya regalado otro. Y en esos choques, no hay una alternativa. El participa más y más, y sus compañeros solo le buscan a él. El destino del equipo queda siempre en sus manos. Y esto conlleva un peligro que considero que una entidad de la envergadura del Fútbol Club Barcelona no debería asumir. Creo que habría que delimitar una franja en la que se mueva Leo. Que juegue más o menos adelantado, que caiga a banda o que alterne su posición con alguien me parece bien. Dejarlo todo en manos de una persona, no. Por mucho que sea el mejor. Alexis, Pedro y Neymar son jugadores que pueden perfectamente sumar 15-20 goles en una temporada si juegan con regularidad. Y sobre todo si Messi colabora no solo asistiendo, que ya lo hace, sino atrayendo rivales. Que también lo hace, pero solo en el momento decisivo. Es decir, los atrae para sumar una asistencia de gol. O para desviar la atención y que estos le asistan a él. No lo hace para conseguir que Neymar, por ejemplo, controle en tres cuartos de campo para iniciar una jugada. De este modo, Messi acapara más y más protagonismo. Un protagonismo que en ocasiones es un indicio de lo mal que van las cosas.

lunes, 26 de agosto de 2013

Luces y sombras en The Lane

Ha comenzado muy firme y a la vez algo dubitativo el Tottenham este año. En pleno culebrón Bale, y con varias incorporaciones por llegar, está salvando muy bien la papeleta. De momento, tres partidos oficiales y tres victorias. Las dos de Premier muy sufridas. Y con unas sensaciones muy contradictorias. Lo que parece obvio es que el proyecto de Villas-Boas todavía está a medio construir. Resumo mis impresiones en varios apartados:

- El equipo sigue sin cerrar los partidos. El año pasado se encajaron muchos goles en el tramo final con los jugadores replegados. Contra el Swansea pareció que podía repetirse de nuevo la situación. De hecho, Lloris tuvo que salvar los muebles en una ocasión.

- La defensa, en el alambre. Danny Rose no está capacitado para defender el flanco izquierdo de los Spurs. Ofensivamente sube mucho, a veces sin mucho sentido, y está aprovechando los huecos que deja Chadli cuando se mete hacia dentro. ¿Pero de qué sirve si no destaca precisamente por su habilidad en el centro? Y tengo entendido que ya es oficial lo de Chiriches. Dawson como tercer central tampoco me parece una aberración. Pero habría preferido mantener a Caulker.

- Paulinho, la gran sensación. El brasileño apunta a mejor centrocampista del año en la Premier. Y no es una exageración. Hoy ha quedado claro que va a marcar un número importante de goles. Tiene visión de juego y llega con inteligencia, pero también aprieta cuando hay que presionar. La llegada de Capoue ha desatado su mejor versión. Con el francés por detrás se encuentra muy cómodo, y abarca una buena parte del centro del campo. Tiene libertad para moverse por el terreno de juego, y eso multiplica su influencia sobre el juego del equipo.

- Profundidad de banquillo. Sorprende como están cumpliendo Chadli y, sobre todo, Townsend. A priori ninguno de los dos serán titulares. Pero está bien saber que las bajas de Lennon y ¿Lamela? no supondrán ningún trauma. También hay que recordar que Holtby está a punto de volver a estar disponible.

- La incógnita de Soldado. El 9 español no termina de cuajar. Yo estoy convencido de que triunfará y superará esos 20 goles que prometió antes de que arrancase la temporada. Pero de momento se le ve muy solo. Es cierto que si hoy Paulinho ha destacado tanto es en parte por la labor de fijar a la zaga rival del delantero. Pero las sensaciones que transmite siguen sin ser las mejores. Debe entrar algo más en juego. Lo positivo es que hoy se ha ganado a la grada en dos acciones.

En definitiva, el proyecto tiene buena pinta, pero faltan jugadores. Un extremo izquierdo, un central y un lateral izquierdo se antojan imprescindibles. Se habla de Pjanic también, pero me sorprende. Demasiados activos en esa zona, y no tiene pinta de que vaya a irse ninguno. Y en teoría Adebayor se va a marchar. Por lo tanto, solo quedarán en punta Soldado y Defoe. Si alguno se lesiona 2-3 meses, el otro va a tener que jugarlo todo. Espero que Villas-Boas tenga en la recámara una solución de emergencia. De momento, toca esperar. Pero este Tottenham ilusiona.

martes, 20 de agosto de 2013

Ilusión desmedida

Pocos partidos resolverá con tanta facilidad esta temporada el Fútbol Club Barcelona. Quizás ya hayamos visto el encuentro más cómodo del curso. Y, como es costumbre en tierras catalanas, la euforia ya se ha desatado. Más aún, viendo lo que ha sufrido el gran competidor del cuadro blaugrana contra un Betis que no deja de crecer. A veces me sorprende lo fácil que es ilusionar a una afición. Porque lo que ha pasado el domingo no significa absolutamente nada. Se sorprenden de haber recuperado la presión arriba, y de otros conceptos que daban por perdidos. ¿Y qué esperaban que pasara? El primer choque de la campaña, con un entrenador nuevo y un Messi que nunca deja de intentar superarse a si mismo. Si ya a primeras de cambio se ve sobre el campo una pasividad y una dejadez propias de un amistoso, habría un problema gordo. Estreno en casa y técnico nuevo. Si eso no motiva... Hay quién podría poner el ejemplo del eterno rival. Lo del Real Madrid no fue dejadez en ningún momento, por si alguno se lo plantea. Tan solo la plasmación de que se está implantando un modelo que llevará muchos golpes antes de estar engrasado. Más de un punto se dejará en ello. Pero es lo que toca. Los del Tata Martino siguen jugando prácticamente a lo mismo. Como cada temporada, hay una serie de cambios que ya se han comenzado a ver. Pero uno no es la presión. Porque lo de ayer, de momento, es solo un espejismo.

Porque enfrente no estaba el Levante. Enfrente estaban once señores que se dedicaron a esperar que todo terminase. Mourinho tiempo atrás se había quejado de algo similar. Aunque no parecía (o no quería) darse cuenta de que su escuadra gozaba de un privilegio similar. Y es que hay equipos que no van al Camp Nou a competir. De antemano, tachan la fecha en el calendario. Llegan al terreno de juego como quien va al dentista (genial y esperpéntico ejemplo de Caparrós) a que le saquen una muela. Se limitan a esperar con cara de sufrimiento a que todo pase lo antes posible. Lógicamente, aún es pronto para decir esto. Pero tuve la sensación de que el cuadro valenciano ha perdido la esencia. Esa garra, ese orgullo combativo que ha demostrado estos años con JIM se fueron por el retrete en el feudo catalán. Ni un ápice de pundonor en un cuadro que salió al campo ya derrotado. Mucha gente critica (con razón) el desequilibrio de esta Liga BBVA. Pero no se debe olvidar que hay escuadras que de antemano pasan de competir en determinados choques. Y así, es imposible ver un duelo serio.

Y por último, esta el tema Xavi... A veces no sé qué pensar de él. De vez en cuando hace unas declaraciones incomprensibles. Siempre he tenido la sensación de que dice determinadas cosas como defensa del estilo de juego y del barcelonismo. Y que no piensa eso exactamente, pero considera que es su labor decirlo. Pero en este caso se ha equivocado. Ya sé que ha salido Valdés a matizar sus palabras. Pero aún así, el daño ya está hecho. Entiendo que lo que intentaba era lanzar un mensaje de optimismo. Que era una manera de decir: este año ya hemos corregido lo que hicimos mal el anterior. Cosa que hacen muchos jugadores cuando se cambia de técnico. Pero el problema en el caso del de Terrasa es la razón por la que Tito Vilanova no sigue al frente de la plantilla. Y me parece muy sorprendente y muy grato que Víctor Valdés se mantenga al pie del cañón realizando su labor de capitán, protegiendo a sus compañeros. En definitiva, de momento no hay ningún motivo para la ilusión en Can Barça. Mantiene una plantilla algo descompensada y todo comienza a apuntar a que no van a llegar refuerzos. Si se llega a febrero con esta actitud y respetan las lesiones, entenderé que se desate la euforia. De momento, solo es un espejismo.

martes, 13 de agosto de 2013

Gareth Bale y la economía de mercado

Inglaterra copa estos días las portadas de todos los periódicos nacionales. Por dos temas muy diferentes entre sí: Gibraltar y Gareth Bale. En el caso del galés, estamos asistiendo a la enésima negociación larga y tediosa que tanto gusta a los medios y tan poco a los aficionados. Con un constante baile de cifras en el que todos tienen una exclusiva que cada día va variando. Mientras, el madridista de a pie se pregunta si realmente el jugador británico vale semejante precio. Y se queja amargamente de las cantidades que dilapida el Real Madrid año si y año también. De lo mal negociador que es. Y de como todos los clubes se aprovechan del dinero del conjunto de la capital de España. ¿Vale el futbolista del Tottenham los 80, 100 o 120 millones en los que dicen que se va a cerrar el traspaso? Aunque es algo subjetivo, todo indica a pensar en un si rotundo.

¿Por qué? Es muy sencillo: La situación del mercado. Por alguna razón, la crisis que azota Europa no se ha dejado notar en el mundo del fútbol, que cada año mueve más y más dinero. Cada temporada aumentan los ingresos por televisión (otro tema es el reparto de los mismos) y merchandising. Es una burbuja que algún día explotará, pero que de momento mantiene una cadencia demoledora. Así pues, si año tras año hay más dinero, año tras año se gastará más dinero. Parece una ecuación bastante sencilla. Es decir, si Gareth Bale hubiese jugado al fútbol hace 20 años y se hubiese marchado al Real Madrid nunca se habrían llegado a semejantes cantidades. A esto hay que sumarle que los Spurs son una de esas entidades que no necesita vender, ni quiere hacerlo. Lo que sube mucho el precio del futbolista. Cosa que le suele suceder mucho a equipos de la talla del equipo merengue. Por la ley de la oferta y la demanda.

Es decir, el club que preside Daniel Levy considera que no le sale rentable vender bajo ningún concepto a un hombre para el que no hay un repuesto en el mercado. Ahora bien, por una cantidad desorbitada de dinero podría traer a varios futbolistas de primer nivel para distintas posiciones. Lo cual, bajo el punto de vista de un servidor, teniendo en cuenta que existen carencias dentro de la plantilla londinense compensaría de algún modo semejante pérdida. Y el Real Madrid tiene un dinero ahora mismo que tiene que mover de algún modo. De poco le sirve a un club de fútbol tener muchos millones en el banco. Se ha decantado por el galés, aunque no acabo de comprender por qué. Y sabe que una operación de semejante calibre provocaría un golpe de efecto mediático, lo que a una entidad que vive de la publicidad y el marketing siempre le compensa.

Es decir, a priori todo parece muy claro. Pero queda la duda de siempre. ¿Por qué equipos de la talla del cuadro que preside Florentino Pérez nunca venden por semejantes cantidades? Por una simple razón: Porque lo que venden es lo que no necesitan. De lo que se quieren deshacer. Cuando no es así, como sucedió con Higuaín y Robinho en su momento, acostumbran a sacar una buena rentabilidad. También eso influye en las compras. Es muy poco habitual que un equipo de esa talla se interese por un futbolista que ha descartado un competidor. Porque todos buscan fichar a los mejores, y un descarte rara vez encaja en ese perfil. De ahí los precios tan elevados. Aunque también está el tema de los jeques, pero ese caso es muy diferente. Y no queda otra que confiar en el fair-play financiero de la UEFA.